The Unitarian Universalist Service Committee advances human rights through grassroots collaborations.
Tras los huracanes Eta e Iota, “Solo el pueblo puede salvar al pueblo”
By UUSC Staff on November 18, 2020
Dos huracanes masivos de categoría 4 han azotado a Centroamérica en un período de dos semanas, acumulando devastación en una región ya conmocionada por la violencia, la gravísima pandemia del COVID-19 en curso y una serie de crisis políticas instigadas por las acciones de los Estados Unidos. La primera tormenta, el huracán Eta, tocó tierra el 3 de noviembre, provocando niveles de destrucción no vistos desde que el huracán Mitch azotó la región en 1998. En la madrugada del martes 17 de noviembre, con una trayectoria idéntica, el huracán Iota trajo aún más devastación. Estos eventos con una chance de uno en mil años son una terrible advertencia de la aceleración de la crisis climática. Es probable que los países afectados tarden décadas en recuperarse de los catastróficos impactos combinados de estas tormentas a un costo de varios miles de millones de dólares.
La presidenta y CEO de UUSC, Rev. Mary Katherine Morn, emitió la siguiente declaración:
“Una vez más, podemos ver el poder de la solidaridad mundial y de pueblo a pueblo en respuesta a una crisis en las que los gobiernos no han proporcionado una respuesta adecuada. En los últimos días, nuestros socios en Honduras han compartido historias de personas Indígenas, Garífunas y muchas otras hondureñas y hondureños que proporcionan botes para la evacuación y suministros para salvar las vidas de sus vecinas y vecinos. Como lo expresaron nuestros socios de Radio Progreso en un comunicado reciente, “Por algo el lema más escuchado en estos días en el país es “Solo el pueblo salva al pueblo””.
Estas tormentas consecutivas ponen de relieve la inhumanidad de la política actual de Estados Unidos en la región. Las autoridades estadounidenses en este momento están tratando de deportar a 50.000 hondureños a un país que enfrenta una catástrofe humanitaria, mientras bloquean a casi todos los solicitantes de asilo en la frontera. Es probable que miles de personas más sean desplazados por estas tormentas. Nuestros líderes deben responder, no atacando a las y los sobrevivientes, sino entendiendo las razones por las que esas personas se ven obligadas a abandonar sus hogares en primer lugar: los efectos agravados de los desastres provocados por el cambio climático, la violencia y la corrupción política.
Esta tormenta perfecta de opresión política, intensificación de la crisis climática, políticas migratorias crueles, pandemia global e indiferencia de los gobiernos dan forma a historias que deben ser escuchadas. Los actos valientes de las personas que arriesgan su propia vida y sus derechos humanos no deberían ser la única esperanza para sus comunidades.”
Honduras, Guatemala y Nicaragua han sido impactados catastróficamente por Eta e Iota, y enfrentan ahora inmensos desafíos a raíz de las tormentas, no solo por la pérdida de viviendas y el número de personas desplazadas, sino también por el hambre que se avecina debido a la pérdida de cultivos y los potenciales brotes de dengue, chikungunya y COVID-19. Estas son precisamente las condiciones que impulsan a las personas a migrar, y que están contempladas dentro de los protocolos internacionales que protegen a los refugiados. La comunidad internacional debe reconocer y defender estos valores de derechos humanos para evitar un desastre humanitario mucho mayor en los próximos meses.
Un paso concreto e inmediato que el gobierno de los Estados Unidos puede tomar es designar a los países afectados por las tormentas con el Estatus de Protección Temporal (TPS): un programa que protege a los inmigrantes de ser deportados a lugares que actualmente se encuentran en medio de una crisis humanitaria. A Honduras se le concedió originalmente el TPS en 1999 debido a los impactos del huracán Mitch. Los paralelos entre ese desastre y la catástrofe actual dejan de manifiesto la crueldad de suspender el TPS en este momento crítico. Además de estas medidas urgentes, también debemos trabajar hacia soluciones de largo plazo que incorporen la cooperación internacional para abordar las causas de raíz que han contribuido al empeoramiento de la crisis de refugiados en la región.
UUSC colabora con organizaciones de base que trabajan en respuesta y recuperación frente a desastres con un marco de justicia, incluyendo los impactos de la pandemia del COVID-19. Promovemos los derechos de los migrantes a nivel nacional e internacional y la creación de soluciones de largo plazo frente a la crisis del desplazamiento climático.
Fotografía gentileza de FSAR (Fundación San Alonso Rodriguéz)